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Mostrando entradas de octubre, 2013

La oración más alegre de todas

Corría el año 1224 y en la cima del Monte Alvernia se libraba una gran batalla. No era una batalla en la que participaran grandes ejércitos o se pusieran en juego vastas extensiones de territorio, pero, sin embargo, era una batalla de la que dependía el futuro y la esperanza de la humanidad. Si la tristeza y el desánimo podían también con aquél hombre pequeño y deshecho, entonces ya no podría decirse más que la alegría fuera posible en este mundo. La revolución que aquél hombre había comenzado, corría peligro de caer bajo el peso de las mismas ataduras que él mismo había venido a liberar. Los mismos hombres que lo habían seguido buscando la pureza original del Evangelio, no querían entender que ésta solo puede encontrarse en en la sencillez del librito del que salió. Y por eso querían que la orden, que había puesto todo patas en la anquilosada Iglesia medieval, se transformara en una gran organización de Evangelización, en la que sus miembros estudian y se preparan debidamente. Pe