Como mujer que espera (o no) a su marido que vuelva de la guerra
Cuando ocurrió la segunda guerra mundial, muchas mujeres fueron separadas de sus maridos. Y desde aquél día, su corazón vivía como fuera de sí. Cualquier carta, cualquier información que pudieran escuchar, cualquier detalle de la guerra y del mundo que les llegara las referían a su marido. ¿Cuándo llegará? ¿Estará con vida aun? Así la espera se hacía larguísima y contaban los días para que ocurriese. Pero puede ocurrir que se trate de una mujer como que Landrisina describe como "rápida, pero no atleta". En este caso, la espera, no será vista como algo malo, sino como una oportunidad para hacer lo que ama. Que a juzgar por los hechos, su marido no es. Una mujer así, verá la venida de su marido como algo temible, inconveniente, que querrá aplazar lo más posible. Con una imagen similar explica san Agustín, la espera que los cristianos tenemos de la venida de Jesús. Todos esperamos lo mismo. Solo que unos con miedo y otros con alegría, unos queriedo aplazar