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Mostrando entradas de 2015

La película más grande de la historia (más conocida como Santa Misa)

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Hoy celebramos Corpus Christi, es decir la fiesta de la Eucaristía. No es tan fácil darse cuenta lo importante que es esto. Los cristianos vamos a Misa, pero no siempre nos damos cuenta de que estamos haciendo al hacer esto. En general decimos, “voy a Misa”, casi como cuando decimos “voy al cine”. Y en la práctica es más o menos lo que hacemos. En la misa no hacemos algo muy distinto que cuando vamos al cine. Y, sin embargo, es totalmente al revés.  Ir a Misa no significa ir a “mirar algo”. Cuando vamos al cine, vamos a recibir algo. En la Misa también. Pero no es igual. Lo que recibimos en el cine es absolutamente pasivo. Puede ser que nos comprometamos con lo que pasa a los autores, que lloremos, y que nos identifiquemos con la historia. De ese modo, de algún modo participamos de la película. Pero, en realidad no hacemos nada.  En la misa en cambio “miramos”, pero no es como en el cine. Es algo que realmente sucede. El sacerdote no es un actor, aunque tenga que ponerle u

Si ves un hombre sabio que tus pies desgasten el umbral de su puerta (Eclo 6,36)

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Cuando quieras buscar un sabio (o sabia), mira como se lava los dientes; como saluda a su vecino; como maneja en un día de tráfico; cómo reacciona cuando pierde su equipo de fútbol; cómo devuelve una sonrisa ante quien no se ha acordado de ella; cómo responde a su marido cuando éste ha decidido ponerse en modo "ahorro de energía"; cómo sabe esconder su cansancio para no romper la ilusión de sus hijos cuando llega a casa muerto de trabajar. Quiero  decir, si querés conocer un sabio: No te fijes en lo que dice; "no el que diga "Señor, Señor" entrará en el Reino de los cielos". No te admires de lo que sea capaz de hacer de vez en cuando, cualquiera puede tener algún día inspirado No te dejes llevar por lo que hace cuando todos lo miran; "yo les aseguro que estos  ya han obtenido su recompenza". No te guíes por apariencias, porque "Dios mira el corazón". Cuando quieras conocer un sabio, andá a preguntarle a su mujer (o su mar

Vover a casa

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Volver a casa después de haber tirado por la ventana la herencia de tu viejo y haberla gastado en estupideces. Y no saber qué es lo que puede ocurrir…  Esto que vivió en carne propia el hijo pródigo de la parábola resume en una imagen lo que significa convertirse. Esta palabra viene de una palabra hebrea ( ;) )  que quiere decir retornar. Lo que quiere expresar es, por ejemplo, lo que realiza un auto si quien conduce se da cuenta que debe ir para el otro lado del que está yendo. Tomar la senda correcta implica dos cosas: abandonar la dirección por la que se circula y esto para tomar otra que es la justa. La conversión, por lo tanto, consiste en hacer estas dos cosas con nuestra vida: Dejar de hacer algo que nos damos cuenta que nos aleja del lugar hacia el que queremos ir y tomar nueva dirección. En otras palabras, arrepentirse de lo que veníamos haciendo mal y encaminarse hacia algo nuevo. Es muy importante mantener en este movimiento la unidad de ambos elementos. Si e

Rezar mucho o hacer lo que tenemos que hacer?

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En el Evangelio de hoy vemos que llega el atardecer y todavía viene la gente a visitar a Jesús para que les cure los enfermos. En otro lado dice que no tenían tiempo ni para comer de tanta era la gente que iba y venía. Jesús no tenía tiempo. Por eso, el Evangelio de hoy dice que Jesús "Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. ".  Pero ni siquiera así pudo tener mucho tiempo para rezar.  Simón salió a buscarlo con sus compañeros,  y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".  Así Jesús enseña dos cosas:  - Primero que hay que buscar el tiempo y lugar para rezar . Y si no se tiene un lugar o tiempo adecuado, se debe buscar, aunque ello implique levantarse a la mañana y terminar yendo a un desierto. Es necesario tener la intención de rezar con todo el corazón, para lo cual es necesario (porque somos hombres y no ángeles) dedicar un tiempo concreto (no basta "rezar

Enseñaba como quien tiene autorida y no como los escribas.

Hay veces que no hay porque agregar mucho. Basta lo que han dicho otros. Con ustedes Gregorio Magno, padre y doctor de la Iglesia, papa en el siglo VI.  Comentario a las palabras del "amigo" de Job quien queriendolo corregir le introducía su discurso así:   " Escucha mis palabras, Job, presta oído a mi discurso"  (Job 33,1) De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.  (Libro 23, 23-24: PL 76, 265-266) LA VERDADERA ENSEÑANZA EVITA LA ARROGANCIA "Ésta es la característica propia de la manera de enseñar de los arrogantes, que no saben inculcar sus enseñanzas con humildad ni comunicar rectamente las cosas rectas que saben. En su manera de hablar se pone de manifiesto que ellos, al enseñar, se consideran como situados en el lugar más elevado, y miran a los que reciben su enseñanza como si estuvieran muy por debajo de ellos, y se dignan hablarles no en plan de consejo, sino como quien pretende imponerles su

El Señor de los Anillos y el Dragón

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Tolkien era católico. La semejanza no es casual.  Hoy no pude dedicarme a escribir. Pero leí esto en el oficio de lectura. Es un texto de san Máximo el Confesor, un gran teólogo santo del siglo VI. Me pareció interesante citarlo porque es una buena muestra de la conciencia que tenían los antiguos de la grandeza y trascendencia de las cosas, en especial del misterio cristiano. Para ellos, la historia de Cristo era una historia épica, paragonable al Señor de los Anillos o Harry Potter, en la que aparece el héroe luchando en mínoría contra el mismismo Dragón lo vence dándole de su propia medicina por el mismo camino por el cual había vencido: Dios se hace perfecto hombre, sin que le falte nada de lo que pertenece a la naturaleza humana, excepción hecha del pecado (el cual, por lo demás, no es inherente a la naturaleza humana); de este modo ofrece a la voracidad insaciable del dragón infernal el señuelo de su carne, excitando su avidez; cebo que, al morderlo, se había de convertir p

La más fascinante y peligrosa de las aventuras: Amar

(viene de la publicación anterior sobre la familia ) Como decía san Juan Pablo II, Dios confía el hombre al hombre. De manera análoga a lo que ha hecho con su Hijo, su tesoro más preciado, al cual confió a dos personas, así lo hace con cada uno de sus pequeños hijos humanos a los que une a través de una fuerza que actúa sobre su corazón. Esta fuerza unitiva es el amor. El amor es la cosa más grande que pueda pasar en nuestra vida, a la cual enriquece y abre a horizontes insospechados que de ningún modo podríamos haber intuido antes o provocado nosotros por nuestras fuerzas. La experiencia del amor, es así, la experiencia de un don, que no podríamos habernos dado a nosotros mismos. Cuando comenzamos a amar a alguien, un mundo nuevo se nos abre que nos revela la grandeza y belleza de la vida. Todo cobra un color distinto, las flores son más brillantes, los días soleados son más alegres y los nublados… nos permiten estudiar mejor. El mundo que, hasta ese momento nos parecía fijo y es